jueves, 19 de marzo de 2009

REGALO DE AMOR

Hoy he comenzado a caminar por la vida,teniendo en cuenta que mis pasos deben ser firmes y seguros y que mi cuerpo,para ser soporte de otros tantos,debe poseer la firmeza de una roca.Pero al mirarme en el reflejo de las aguas comprendí que ni en mis sueños podría yo soportar su enorme peso.Miré entonces a mis costados y encontré tantos detalles de armonía que,con sólo detenerme a contemplarlos,elevaron mi espíritu.Pude ver el rocío depositado en los pétalos de las flores,sentir el aroma de la tierra humedecida,escuchar el alborotado gorgeo de tantas aves que iban en vuelo por el cielo,el ladrido de unos perros en la lejanía,la tibieza de un sol radiante sobre mi piel,los mil y un colores de la naturaleza que se ofrecían a mi vista,un manantial de aguas cristalinas ansiosas de alcanzar el océano y muchas sonrisas dormidas en los rostros cansados de la gente común.
Pensé,por un momento,cómo esa luz tan regocijante podía no ser vista por ellas;...¿ Sería acaso que sus ojos no podían verla ?...miraban,claro está,agachaban la mirada y sólo se limitaban a contemplar las aceras grisáceas o los caminos empolvados de sus propias vidas.Sus rostros lo reflejaban. La sombra de cada surco hallado en el camino había dejado en sus rostros huellas imborrables.Luego pensé qué sería lo mejor;cómo podría yo poner una sonrisa en cada rostro.Les hablé,...les grité,...les rogué,...pero fueron muy pocos los que se detuvieron a escuchar,...casi todos tenían prisa;tenían obligaciones que cumplir,...iban y venían por la vida corriendo desenfrenadamente...se habían quedado aprisionados en la penosa existencia de la insatisfacción...Tenían mucho, pero jamás lo consideraron suficiente,...querían más,...necesitaban sentir el poder de lo material,...la plácida sensación de la majestuosidad inventada.
Habían dejado atrás los pequeños detalles de la vida,...ni el sol, ni la lluvia, ni la luz de las estrellas los había hecho despertar. Sólo algunos,...muy pocos por cierto,...pudieron escuchar mi llamado y, menos aún, fueron los que se detuvieron a pensar.
Hubo alguién , en cambio, que aprendió a sonreír y a disfrutar con las cosas simples de la vida, a gozar con las travesuras como si fuese un niño y a dibujar en la arena un corazón. Aprendió también que las aguas lo cubrirían y que lo desvanecerían con la misma prontitud con que había sido creado. Recordó que alguna vez alguién le había susurrado al oído cómo el amor, construído firmemente, soporta mucho más. Fue entonces en busca de muchas piedras, ...las acercó y comenzó a construir con ellas un corazón sobre la arena, como una simbólica forma de expresar su eterno amor.

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