Estoy caminando sobre el borde de la luna,derramando el sentimiento dejado por las tantas ausencias y ahogando el recuerdo del silencio, de ese silencio que nunca fue llamado pero que, sin embargo, se instaló ante mi puerta dispuesto a doblegarme. Desde aquí puedo mirar el lejano horizonte donde la tierra va mordiendo sus grietas y donde el verdor de la esperanza no es más que un bloque de hielo derretido.La vida gira aquí como un carrusel,... alegre, musical, multicolor... y se convierte en sueños, en esperanzas, en anhelos que me liberan en un vuelo inevitable donde el tiempo comienza a manifestarse una vez más, sin límites ni fronteras. Puedo abarcar pensamientos inundados de esplendor, besar el alma de las mariposas, acariciar el ropaje del viento, escuchar el sonido de las estrellas y extender mis alas para elevarme sobre la luz del amanecer.
En el acontecer de los tiempos hay un espacio que me pertenece, un espacio invisible donde cada historia de mis existencias se ha ido registrando detalladamente y en el cual, mi huella permanece imborrable con el único fin de ser reconocida. Me acerco hasta allí atraída por la fuerza de un recuerdo y me pierdo en medio de las infinitas páginas que ha escrito mi memoria.No hay números que guíen mis pasos ni nombres visibles que te identifiquen pero, aún así, te busco, porque sé que en medio de esas formas hay una página escrita con tu nombre.
Seguiré caminando a tu lado, imaginándote despierta, iluminada sólo por el resplandor de la luna, alimentándome de la fuerza contenida en tus palabras y contemplando el mañana con la seguridad de que estarás allí donde mi pensamiento pueda encontrarte aunque te cubran las sombras de la noche. Tomaré tu mano, quizás en medio de tu sueño, y leeremos juntas esas páginas olvidadas, donde alguna vez se quedaron dormidas nuestras huellas.