martes, 1 de marzo de 2011

AL TERMINAR EL DIA

Vuelvo  a  recoger   mis  alas en  silencio,
siempre  aturdida por  la  inclemente marcha   de las horas
y  al terminar el  dìa  dònde  me   fui  perdiendo,
se   me  oculta  la  noche entre  la   aurora.

Entonces  vuelvo,al  terminar el dìa,
a interesarme  en los   pequeños   versos,
versos  que en  agua  agridulce  y   viva.
voy   diluyendo.

Qué   me  queda esperar,...què  màs espero,
què  màs pretendo si entre  lo  que  tengo
me  estoy  estremeciendo,
te  estoy   sintiendo.

Hiedra madura  de   rugosos   huesos,
flor   conocida que  crece en  mi  huerto,
tienes la sabia de ese  amado encanto
que se nutre en la  magia   de  tus   besos.

Me  atrapas en sigilo si  me pierdo,
asida a   tus  raìces y  a  tu   tiempo
y  al terminar el dìa  son tus   hojas
las que se  van  durmiendo.

EQUINOCCIO DE OTOÑO

Estoy mirando desde  las alturas
 el ùltimo episodio   de   mi  vida,
y  entre praderas verdes  que se funden
  en   ocèanos   de ausencias
voy   recorriendo aquello  que se piensa.

Se  me  asoman  de pronto  las ausencias,
esas interrogantes malgastadas
que me  han  ido  llenando de  recuerdos,
los  surcos   de un camino transitado,...
 y   esas   tantas   compuertas   que  no cierran.

Se  me agolpan  tambièn  los  sentimientos,
las tentaciones de caminos  nuevos
y aquellos  comentarios  incrustados,...
 que en  su   momento  hirieron.

Vaga   el  recuerdo  y  el  camino   queda,
sopla  la   brisa màs  la  piedra quema
y  entre el  sopor  de lo  meditabundo,...
mi  voz se quiebra.

Que  màs  te queda  vida,...para  no vencerme.
que màs te   queda  ausencia,...para no  dolerme,
que   màs  me  falta  ahora para   no fallarte,
què  màs me  falta  ahora  para   no perderte.