siempre aturdida por la inclemente marcha de las horas
y al terminar el dìa dònde me fui perdiendo,
se me oculta la noche entre la aurora.
Entonces vuelvo,al terminar el dìa,
a interesarme en los pequeños versos,
versos que en agua agridulce y viva.
voy diluyendo.
Qué me queda esperar,...què màs espero,
què màs pretendo si entre lo que tengo
me estoy estremeciendo,
te estoy sintiendo.
Hiedra madura de rugosos huesos,
flor conocida que crece en mi huerto,
tienes la sabia de ese amado encanto
que se nutre en la magia de tus besos.
Me atrapas en sigilo si me pierdo,
asida a tus raìces y a tu tiempo
y al terminar el dìa son tus hojas
las que se van durmiendo.