La noche desencajó sus mandíbulas ardientes
y se estrelló de frente con un mar grosero,
las aguas destronaron los navíos
y absorbieron de cuajo los recuerdos.
La tierra masticó la noche en calma
y abriendo las compuertas de los sueños
entregó sus refugios a las olas,
las horas sucumbieron al recuerdo.
Se estremeció la noche que dormía
silenciosa en las horas estrelladas
y asolando en estrépito la altura
desvaneció esperanzas añoradas.
La tierra se escondió desprotegida,
cabisbaja en su asombro y agonía y
encogida, entreabrió sus brazos muertos
sacudiendo su cuerpo entre dormida.
Allí quedó la vida desprendida,
gimiendo a gritos,despedazada y viva,
arañando los muros dislocados,
respirando asfixiada el polvo suelto.
Y se tragó la noche con su pena,
y humedeció su cuerpo con el llanto
y derrumbó las luces que abrigaban
con su calor los cuerpos abrazados.