Olvidaba que antes de partir debí cerrar la puerta,
que debí recoger los pedazos de angustia
que quedaron cubiertos de recuerdos
y que bajo la alfombra habían aún restos
que alguna vez guardé casi en secreto.
Olvidé que era necesario retocar las paredes con unguentos,
vertir aguas con sales minerales por todos los espacios de mi cuerpo,
colocar rosas rojas en medio de mi fuego
para encender la llama que se iba extinguiendo.
Olvidé tantas cosas desde que te marchaste,
cosas simples y absurdas como atrapar el viento,
como encender el fuego, como trepar al cielo.
Olvidé entibiar mis manos junto a la chimenea,
ver mi figura reflejada en la lluvia cada vez que caía,
sorber el dulce néctar de una flor que nacía.
Mas,...recordé la hiel de tu veneno,
la mueca retorcida de tu cuerpo mutilado por dentro
y la escarcha, el martillo, los clavos,
el serrucho, la horqueta y el mortero.