domingo, 30 de enero de 2011

DESDE QUE ME DETUVE

Desde que me detuve en el camino de mi eterna palabra
no habìa regresado a mirar los detalles,
las comas,las cremillas.las mayùsculas mìnimas
ni esas letras minùsculas que estàn en todas partes.
 Me habìa detenido para mirar los refugios del cielo,
las formas infinitas que se van repitiendo
 cada vez que amanece y empezamos de nuevo.
Me habìa sumergido en las aguas azules
que se escapan de lejos para romper los hielos
y en esas rocas duras,salpicantes de espuma
que a lo lejos recubren las almas y los cuerpos.
Me habìa detenido en el nido de un ave entumecida, 
atrapada en las noches oscuras del invierno
y la piel se me habìa escarchado de nuevo
 al querer retenerlo.
Tenìa el alma por fin desconectada,los dedos escarpados
 y el pensamiento recogido en sueños,
sueños que me atrapaban en las inmensas horas del silencio,
incrustados en mi corteza màs elemental.
Mi sangre era un tonel de glòbulos masacrados y añejos,
mis nervios unos tensores que ya no resistìan  el peso de mi cuerpo,
mis venas las cadenas que aprisionaban cada movimiento
y mi dermis una esponja abrasiva y candente.
Desde que me detuve en el camino me quedè caso inerte,
viviendo sin pensar,corriendo a veces,
manipulando el propio pensamiento y la conciencia 
 para sobrevivir y estar presente.
Desde que me detuve en el camino
dejè pasar tantos martillos con forma de claveles,
tantos cinceles con forma de rosales
y tantos clavos con forma de cordeles.
Perdì el color del alba y de mis sueños,
la voz de los que hablan en silencio,
el ruido de la noche  màs callada
y el roce de la mùsica en mi cuello

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