Hoy,...como errante viajero que se ha ido
desprendiendo de todo lo que era,
voy descendiendo inevitablemente
los estrechos escalones de mi arte.
Son guijarros de rocas encendidas,
trozos de hielo al fin petrificado,
salobres mares de elementos nuevos,
residuos de pequeñas ansiedades.
Y entre la espesa niebla de los sueños,
de aquellos que aún me pesan en la espalda,
cargo el frágil madero de las horas
que debilitan mi pesada carga.
Voy descendiendo a las profundidades,
desgranando las rocas con mis dedos,
exprimiendo el fluido del silencio
que respira más hondo en cada noche.
Y mordiendo la esencia de tu nombre,
grabado sobre hierros incrustados,
voy tiñendo de rojo los caminos
y de ocre el dolor que me haz dejado.
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