
Musa inspiradora, diosa subjetiva
que acompañas la palabra y la envuelve,
te presiento presurosa, fecunda y consecuente.
Antes del amanecer haz recorrido
la soledad de mi estancia y, sigilosa,
haz buscado la oportuna forma
de ocultarte.
Timida, retraida, inteligente y fertil...
me haz llenado la mente con matices soleados,
con aromas a hierbas,
con ritmo acompasado.
Cada inspiracion de tus sentidos
se ha proyectado en mi monotonia,
transformando el olvido en burbujas de fuego
y la calma en revelaciones tardias.
Ayer te sentaste en la entrada de mi templo
y entreabriste mi libro de poemas,
ayer pude escuchar tu poesia,
ayer te senti eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario