domingo, 12 de abril de 2009

FRAGMENTOS DE ESPERANZAS Y SUEÑOS


Como un despertar de formas y colores me aparece la vida. Un romance envuelto en luz, una forma femenina que en cuatro letras nos instala delante del mundo, empujándonos a tomar poseción de todo nuestro ser. Una palabra tan amada y tan despreciada a la vez que, en una contradicción inevitable, nos permite ser.

Recordar es mirar hacia atrás, retomar el pasado en nuestras manos y allí observar como se desvanece. Son nuestros fragmentos de esperanzas y de sueños, una luz tenue que es absorvida por nuestra conciencia para despertar, para permanecer alertas y acechantes ante la menor acción inapropiada. Y allí, ante nuestros ojos, surge una vez más la vida, enfrentada ahora a la luz de la conciencia, enfrentada al silencio y al fracaso, instalada en el medio del amor.

¿ Qué reinos son éstos que aún no han sido conquistados ?...¿ quién puede afirmar que el reino del amor le pertenece ?

El amor florece como otro fragmento de esperanza, como otro sueño inacabado, intentando aturdir los despertares de la vida. El amor se baña en recuerdos, se nutre de las experiencias y del dolor,...el amor se confunde entre sombras del pasado, el amor se interna en laberintos intrincados desde donde, muchas veces ,no puede escapar. Entonces muere; ...desolado, ...doblegado por la frialdad de la razón, por esa razón acechante, por ese pedazo de conciencia luminosa que domina el pensamiento ordenadamente, manteniendo cada cosa en su lugar. Para la razón no existe la posibilidad de soñar,...para la razón no hay esperanza valiosa, para la razón los sueños no son más que una cobarde evación. La razón camina al borde del camino, estableciendo siempre los límites que considera perfectos. Para la razón nada desborda,...todo llega hasta el ras,...hasta el límite perfecto de lo posible.

¿ Y qué hay más allá ?...¿ Acaso no merece la pena asomarse a contemplar el reino del amor ?

Desde luego un reino imperfecto, inacabado, un reino dónde el sol y el hielo se confunden como estrellas perdidas en la inmensidad ; un reino donde los riesgos abren sus fauces filosas para desgarrar nuestra piel, un reino donde es fácil entrar pero desde donde es muy difícil huir. Un reino atrapador, doblegante, sozobrante,...un reino encantado de magia si se mira a través del cristal,...un reino dónde las hadas, las ninfas y los duendes se transforman en embrujos seductores que consumen y condenan al fondo del abismo; donde el azul de las cristalinas aguas en que se bañan sigilosos los amantes, cambia su coloración bajo la luna llena, inundándose de matices grises que se adosan a la piel. Y junto al lago,...el verdor de las praderas, de los árboles que se mecen al compás del viento para refrescar el alma herida; una hierba fresca y silvestre que nos vuelve a conectar con el origen y nos devuelve a la vida.

Un despertar de los sueños, una música nueva. Un fragmento de esperanza en medio del bosque.

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